El PJ y la UCR se sumaron al Gobierno
Por Carlos Pagni
La reunión del Presidente con los gobernadores será de gran densidad política porque se cruzan todas las variables: la relación entre el poder central y las provincias, entre Cambiemos y el PJ, que es históricamente compleja en la Argentina. Además, aparecen eventualmente las tensiones internas de Cambiemos.
La reunión también tendrá un componente informativo estratégico, si es que se revelan las incógnitas para el mercado. Los gobernadores van a esta reunión con Mauricio Macri diciendo que «es muy poco» lo que pueden definir sobre el Presupuesto: no están a la vista los números centrales porque todavía no se sabe cuál va a ser el nivel de inflación, ni de crecimiento o achicamiento de PBI, ni el tipo de cambio.
Los mandatarios provinciales quieren saber cuál va a ser la hipótesis central del Gobierno sobre el comportamiento del dólar. El nivel de recaudación impacta sobre las finanzas provinciales y el nivel de inflación impacta en los acuerdos salariales.
Detrás de todos los números fiscales siempre están los votos. Cuando se discuten los fondos de la Nación y las provincias, cuando se discute fiscalidad, en el fondo se discute la parte material más cifrada pero más contundente de la política.
El Gobierno todavía tiene que decidir dos temas importantes: primero, qué va a pasar con el impuesto a los bienes personales; segundo, un ajuste que va por el lado del subsidio al transporte. El peronismo está pensando en desmontar un sistema montado por el propio peronismo, que consiste en sacarle recursos a los sectores más dinámicos de la economía para volcarlos en subsidios en el área metropolitana, sobre todo en el conurbano bonaerense.
Estamos ante una disputa de poder, de organización territorial del poder, cifrada en quiénes son los subsidiados y quiénes pagan esos subsidios.
El programa que se está poniendo en práctica con más retenciones, precios cuidados, un tipo de cambio que ahora se genera por una intervención sistemática del Banco Central, intervención en los precios de la energía y retraso en las tarifas, que Macri está obligado a ejecutar, parece hecho por la matriz mental de peronistas y radicales.
Políticamente Macri se desangra en decir que quiere garantizar la pureza de la sangre de su Gabinete, pero conceptualemente le entraron al gabinete peronistas y radicales, a pesar de que el Presidente no quiere hacer ese acuerdo que le recomendaban desde el comienzo de su gobierno. Finalmente va a haber uno porque el peronismo no kirchnerista está muy proclive a hacerlo.
Los gobernadores se van a juntar con el mandatario porque les ha ido mejor que a él: han recuperado su recaudación, muchas economías regionales tienen derecho a pensar un futuro un poco más provisorio. Tienen más razones para temer al desorden que el propio Macri.
La segunda razón es que el peronismo no encuentra un candidato competitivo todavía que no sea Cristina Kirchner, que a su vez es el peor candidato.